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El invierno y las bronquiolitis: ¿qué debemos hacer?

Estamos al final del otoño e inicio del invierno, época en que los procesos catarrales son muy frecuentes y muchas veces el inicio de estos catarros tienen la misma sintomatología que el comienzo de una bronquiolitis como moco, febrícula, congestión o tos. En unos días el lactante podría presentar dificultad para respirar, “pitos” o decaimiento, que irá en aumento y a veces podría estar acompañado de dificultad con las tomas. Este conjunto de síntomas son las manifestaciones clínicas que provoca la bronquiolitis y que puede afectar en mayor o menor medida a los lactantes.

Hablamos de bronquiolitis en niños menores de 2 años con síntomas de un catarro común, que, en unos días debido a la afectación de las vías respiratorias más pequeñas, bronquiolos, se produce inflamación y acumulo de moco, pudiendo causar dificultad para respirar, tos, respiración rápida y todos los síntomas que definen la bronquiolitis. Son causadas principalmente por virus respiratorio sincitial y otros múltiples virus (rinovirus, adenovirus, virus de la gripe…).

La forma de contagio, es como en un resfriado, a través de las gotitas de saliva, secreciones, el moco de una persona infectada, y la fundamental es a través de las manos contaminadas con estas secreciones. Se extiende de forma muy rápida en las familias, las guarderías y los centros de salud.

Los síntomas de inicio como ya comenté, son indistinguibles de un cuadro catarral y en su evolución no hay ningún tratamiento que evite la evolución a bronquiolitis o que el catarro “baje al pecho”. Hay que prestar atención a determinados síntomas que nos pueden dar pistas de que el lactante ha empeorado y necesita ser valorado de nuevo por su pediatra. Es el caso de tos intensa, que le impide descansar o alimentarse, de dificultad para respirar, los papás pueden ver como se le hunden las costillas al lactante, de “pitido” o sibilancias, así como de respiración rápida, rechazo de las tomas, decaimiento o tendencia al sueño.

La mayoría de los cuadros son leves y se resuelven de forma espontánea, sin embargo, en determinadas circunstancias la bronquiolitis es considerado un cuadro más grave y de peor evolución. Es el caso de los lactantes menores de 3 meses, de los lactantes que padecen alguna enfermedad respiratoria o cardíaca de base y de los prematuros menores de 32 semanas. Ante estos cuadros más graves es frecuente la necesidad de ingreso hospitalario para asegurar la hidratación, el aporte adecuado de oxígeno y la monitorización del paciente. Por todo ello, es fundamental dar unas pautas indicándoles todos los casos en los que el lactante debe acudir a urgencias.

En cuanto al tratamiento, está claro que no hay nada que haya demostrado su eficacia. Las medidas generales como el lavado nasal, la hidratación abundante y ver la evolución de cerca por el Pediatra pueden ser el mejor remedio. En el caso de empeorar, sería necesario el ingreso en hospital para aporte de oxígeno. El uso de antibióticos no está indicado ya que son infecciones víricas y no son efectivos. Los broncodilatadores como el salbutamol, los corticoides, tanto inhalados como orales, y los mucolíticos no han probado su eficacia.

Algunos niños, posteriormente tienen cuadros repetidos de bronquitis, tos con pitos y dificultad respiratoria, con cada proceso catarral, suele ocurrir los primeros años de vida, pero esto no quiere decir que todos ellos vayan a desarrollar un asma.

Dentro de las medidas que se pueden usar para prevenir las bronquiolitis, la fundamental es el lavado de manos de forma frecuente, junto con el evitar estar en contacto con personas acatarradas, o con gripe. Así como, no acudir a guardería en los meses fríos sobre todo los menores de 3 meses o los lactantes que presentan factores de riesgo de mala evolución, evitar el humo del tabaco y no acudir a urgencias en época de invierno por síntomas leves.

En octubre del 2023  se incorporo al calendario de inmunización, el anticuerpo monoclonal para  la profilaxis del  Virus Respiratorio Sincitial (VRS) Nirsevimab para todos  los niños nacidos entre el 1 de marzo de 2023 y el 31 de marzo de 2024 y a los menores de 1 año con alto riesgo de padecer enfermedad grave por VRS.

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